Escribe Sergio Mastrogiovanni – VP de Data & Digital Strategy de Nubiral
En los últimos años se han generado grandes y diversos cambios, uno de estos fue la adopción a una operación digital de manera amplificada en combinación con el crecimiento exponencial de la data, esto potencia la cuarta revolución industrial y facilita la creación de nuevas tecnologías. En este contexto, nace una estrella: el metaverso que representa algo más que una plataforma, una tecnología o un lugar, sino una combinación interesante de todo ello, con experiencias de realidad virtual, totalmente inmersivas, donde uno no solamente “ve”, y “está” en un lugar virtual, sino que además “siente” y “es”, a través de su propia versión de sí mismo llamado avatar, nuestro yo digital.
El término «metaverso» apareció por primera vez en la novela de ciencia ficción Snow Crash, de Neal Stephenson en 1992, pero lo cierto es que la literatura ya hablaba antes de estos universos paralelos, incluso Borges los mencionó. Luego fue adoptado por la industria del gaming y hoy en día se refiere a una plataforma tecnológica que permite una interacción social inmersiva en una variedad de espacios virtuales, a través de estos avatares.
Las estadísticas muestran que todos pasamos 33 por ciento de nuestro día online, es decir, por lo menos la tercera parte de nuestra vida se la dedicamos a nuestro yo digital, por lo tanto, el metaverso es la evolución natural de esto, y nuestro yo digital va a ser tan importante como nuestro yo físico, revolucionando nuestro sentido de identidad. A través de un avatar, se puede viajar en plataformas digitales llenas de lugares de entretenimiento, trabajo, tiendas digitales y muchas otras opciones que hoy tenemos en el mundo real.
El metaverso ya está llenando de versiones digitales de todo lo que es importante en nuestras vidas: ropa, oficinas, incluso nuestras finanzas a medida que invertimos más dinero en activos digitales, crypto, NFTs, etc. En el mundo corporativo, cada vez hay más empresas que envían a sus nuevos empleados Oculus y wearables VR/AR/XR, no solo para participar en reuniones de trabajo en este entorno, sino para trabajar interactivamente en los diferentes procesos de negocio y aportar valor a través de estas plataformas, e incluso para experiencias sociales y after-office.
Una de las cosas que facilitan la evolución del metaverso no es la tecnología per se, sino que, está potenciado por Blockchain, Web3 y la posibilidad de tener estos entornos descentralizados, que si bien es un work-in-progress, sigue evolucionando y representa a la internet del futuro.
El metaverso está acelerando la adopción de entornos virtuales y contribuyendo a que nuestra vida sea cada vez más digital y, a medida que pasa el tiempo, es probable que pasemos incluso más tiempo en mundos en línea que en la actualidad.
En conclusión, el metaverso llegó para quedarse, incluso las generaciones más jóvenes no solo le dan más importancia a su yo digital, sino que también se sienten más cómodos con las interacciones virtuales que con las de la vida real. Es una realidad, no podemos mirar para el costado y como empresas entender que el futuro está cada vez más cerca y que debemos generar estrategias en este sentido porque el trabajo se modificará para ajustarse a la digitalización. Claramente, hay otros tipos de colaboración sobre todo lo que tiene que ver con la interacción en el mundo real que sigue siendo esencial, pero como líderes no podemos dejar de mirar lo que se viene y cada vez está más cerca. Ponerlo a operar es, sin duda, evolucionar.