En apenas unos meses, la nube dejó de ser una opción que brindaba a las empresas el potencial de ahorrar costos o de incrementar la productividad y se convirtió en el objeto del deseo, en la aliada indispensable para garantizar la continuidad del negocio, promover la resiliencia operacional o aportar la flexibilidad necesaria para que los colaboradores pudieran trabajar en cualquier momento, desde cualquier lugar y con cualquier dispositivo sin que se resientan los resultados.
Muchas empresas debieron revisar rápidamente sus estrategias de infraestructura: la agilidad se consolidó como la nueva palabra clave para las empresas con voluntad no sólo de supervivencia, sino también de mantenerse competitiva en un entorno cada vez más incierto y cambiante. ¿Cómo dar el paso sin sucumbir en el intento? Por supuesto, existen estrategias ya probadas que garantizan una mayor probabilidad de éxito en el proceso de migración a la nube.
Los patrones de éxito
Buena parte del éxito en un proyecto de migración a la nube reside en la preparación previa. Por lo pronto, es imprescindible que el equipo de liderazgo esté convencido de la necesidad de migrar y que se muestre completamente alineado con el proyecto. Una de las grandes barreras que tiene la adopción a la nube continúa siendo la cultural, por lo que esta convicción por parte de los ejecutivos de mayor rango -que idealmente también deberían ser sponsors de la iniciativa- es un elemento clave para disminuir resistencias.
Todo el personal involucrado debe estar debidamente capacitado y haber sido anoticiado de cuáles son los cambios que se esperan y qué impacto producirá esta migración en el trabajo del día a día.
La segunda recomendación es definir objetivos agresivos que fuercen a la organización a moverse rápidamente. Por ejemplo, se puede seleccionar un grupo de aplicaciones y decidir moverlas a la nube en un deadline determinado. Aunque no se logre alcanzar esa meta al 100%, todo lo que se habrá hecho en el camino servirá como aprendizaje rápido para aplicar en las siguientes olas de migración.
En el mismo sentido, es importante no paralizarse: analizar en exceso cada aplicación y cada carga de trabajo tratando de descubrir cómo migrar hasta la workload más recóndita impide que comencemos a avanzar y a adquirir experiencia. No es necesario que todo quede establecido en el primer plan: se puede avanzar de a poco, iniciando por las aplicaciones más sencillas o que generarán un rápido retorno al ser migradas a la nube, y apalancarse desde ahí para luego, con el conocimiento adquirido, avanzar sobre proyectos más complejos.
De la evaluación a la migración
El primer paso concreto hacia la migración a la nube es la evaluación: construir el caso de negocios, analizar los diferentes procesos en busca de brechas y oportunidades de mejora, establecer cuál conviene atacar primero. En este momento también se recomienda mapear las aplicaciones que actualmente se alojan en el data center. Será una experiencia de descubrimiento: los responsables se encontrarán con algunas que ni sabían que existían. En todos los casos, habrá que identificar la criticidad y las dependencias.
El segundo paso es el de movilización: una vez que se conoce el panorama actual, se desarrolla un plan de migración en el cual se estructuran las prioridades -qué aplicación conviene migrar primero, cuál puede quedar para último momento-, se define la arquitectura, se establecen planes de capacitación y se consideran todas las restricciones que puedan aparecer, incluyendo cumplimientos normativos y medidas de seguridad.
Lo que sigue es la migración propiamente dicha: habrá empresas que querrán mantener a su cargo la operación de la nube y habrá otras que preferirán tercerizarla a través de un socio tecnológico.
Muchas veces se cree que este es el final del camino: es un error común. Es apenas el inicio de un ciclo con enormes oportunidades de optimización de las operaciones, sustitución de sistemas obsoletos y modernización continua. Las mejoras siempre están al alcance de la mano y la experiencia acumulada permite capitalizarlas.
La migración a la nube es, literal y metafóricamente, un camino de ida para las empresas que apuestan a ingresar de lleno en el futuro de los negocios.