La traducción literal de serverless es “sin servidor”. Pero no hay que creer de manera inmediata en todo lo que se escucha. La realidad es que en este modelo emergente y cada vez más adoptado por las compañías, los servidores no desaparecen, pero sí lo hace la preocupación de tener que aprovisionarlos, gestionarlos, mantenerlos, administrar software o sistemas operativos o, por supuesto, adquirirlos.
De hecho, tampoco hay que pensar en ningún estrato de infraestructura, ni siquiera en máquinas virtuales o en contenedores. En un esquema serverless, un proveedor de nube se encarga de todo eso, mientras que la organización solo se preocupa por crear las aplicaciones que necesita para hacer crecer su negocio y ejecutarlos con los niveles mínimos de costo total de propiedad.
Se trata de un camino ideal para las organizaciones que necesitan modernizar sistemas monolíticos a modelos nativos en la nube o para aplicaciones con cargas de trabajo impredecibles -debido a su enorme elasticidad-, entre muchas otras alternativas de aplicación.
El uso de arquitecturas serverless provee numerosos beneficios. Entre ellos, destacan estos cinco:
1. Escalabilidad sin límites (y garantizada). Si bien esta es una cualidad asociada a cualquier solución brindada en la nube, aquí cobra mayor visibilidad aún: no importa cuántas peticiones deba procesar la aplicación. Pueden ser cientos, miles o millones. La aplicación escala automáticamente y mantiene sin que nadie deba intervenir un perfecto equilibrio de los recursos. Esto significa que la capacidad de respuesta, la no degradación de la solución y el desempeño general estarán siempre garantizados, ya que no existe una limitación en la capacidad de los recursos como sí ocurre en los sistemas que involucran un servidor.
2. Mayor eficiencia en costos. Un estudio de IDC detectó que las plataformas serverless disminuyen en un 60% en promedio los costos operativos en cinco años y que resultan 89% más rápidas a la hora del despliegue de soluciones tecnológicas. En ese mismo documento, la consultora de mercado estimó un ROI promedio a cinco años de 409%. Además de eliminar los costos vinculados a la propiedad de infraestructura, también elimina la necesidad de contar con un equipo específico que se ocupe de la gestión de los servidores o de las aplicaciones. Un dato adicional: se paga por el tiempo que dura la ejecución de la aplicación, lo que lleva el modelo de “pago por uso” a un nuevo escalón de eficiencia.
3. Mayor foco en el negocio. Todo el esfuerzo que solía ponerse en aprovisionar y administrar servidores, mantener los sistemas operativos o la instalación, actualizar el software o preocuparse por la seguridad de la información, hoy se vuelca a optimizar el diseño de aplicaciones, promover una mayor agilidad empresarial y acelerar la transformación digital de la organización.
4. Continuidad ante todo. Por su propia naturaleza, las funciones serverless garantizan los máximos niveles de seguridad (en general, los proveedores de nube que promueven este tipo de servicios suelen tener las calificaciones más altas en este sentido, además de cumplir con las normativas más estrictas), disponibilidad y tolerancia a fallas.
5. Acelera la innovación y el time to market. Los tiempos entre que nace una idea y que esta se concreta como una solución real se reducen de manera significativa.
Los servidores existen aún en un mundo serverless. Pero ya no generan ninguna preocupación ni constituyen ningún obstáculo para que la organización ponga absolutamente todos sus recursos a disposición de hacer crecer el negocio.