Un mundo potenciado por la realidad virtual, en el que cada ser humano tiene la oportunidad de tener una “segunda personalidad”: un avatar con el que puede pasear, interactuar con otros habitantes -en ese plano virtual-, realizar reuniones de trabajo con un equipo de compañeros sin que importe en qué lugar del mundo se encuentre cada uno o realizar compras en criptomonedas, tanto de ropa diseñada específicamente para este nuevo paradigma de comunicación -muchas de las grandes marcas del mundo ya tienen sus productos para Metaverso- como bienes raíces -en terrenos ubicados en el éter virtual- u obras de arte bajo el modelo NFT (siglas en inglés por token no fungible), todo en tiempo real y de manera perfectamente inmersiva.
No se trata de ciencia ficción, sino de una de las principales tendencias para 2022 según señalan las principales consultoras de tecnología: las empresas más grandes del sector están apostando fuerte por este concepto y aparecen novedades casi a diario. Bloomberg Intelligence, por ejemplo, estima que el negocio estará moviendo US$800.000 millones para 2024.
El blockchain como columna vertebral
Una de las columnas vertebrales del Metaverso es la tecnología blockchain: la infraestructura de todo este universo paralelo se apoya en ella para permitir las transacciones en criptoactivos. No se trata de un tema menor: en este espacio los usuarios pueden comprar y vender bienes digitales.
Este comportamiento se viene visualizando desde hace algunos años en algunos video juegos como Minecraft, Roblox o Fortnite, en que los jugadores ganan dinero que luego pueden utilizar para adquirir armas o herramientas dentro del mismo juego. Este modelo tiende a abrirse: el Metaverso propone que todo aquello que se obtenga en un espacio virtual pueda ser intercambiable más allá de los límites de ese espacio. Incluso, será posible jugar con un mismo personaje en diferentes juegos y luego, con ese mismo avatar, caminar hasta una tienda para comprar algo, tomar un café virtual con un grupo de amigos o discutir con el jefe en una oficina de realidad aumentada.
Así como los usuarios se volcaron en los últimos tiempos a las criptomonedas como forma de inversión, tratando de capitalizar su volatilidad en términos de cotización, lo mismo está ocurriendo con diversos “productos” digitales: incluso cromos coleccionables con imágenes de futbolistas habilitaron ganancias notables para sus tenedores. Se espera que esto mismo se vuelva en breve al Metaverso. En un mundo en el que todas las transacciones son digitales, los criptoactivos se consolidan como la mejor divisa posible.
El Metaverso como oportunidad
Para las empresas, el Metaverso significa la oportunidad de entregar experiencias extraordinarias para clientes y grupos de interés. Un e-commerce puede desplegar proveedores virtuales extremadamente realistas para que la gente pruebe aquello que quiere comprar y no lo haga “a ciegas”.
Las empresas de recursos naturales, como las mineras o las petroleras, tienen la posibilidad de estructurar visitas virtuales a sus operaciones con un nivel de detalle equivalente al de estar allí en vivo y en directo.
Las fábricas pueden ahora capacitar a sus empleados con precisión absoluta en el manejo de equipos pesados o de maquinaria peligrosa sin someterlos a ningún riesgo hasta que estén perfectamente preparados para operarlas.
Estos son apenas algunos pocos ejemplos. La propuesta prácticamente no tiene límites. Y todo eso se puede integrar en el Metaverso: no tienen por qué ser iniciativas aisladas, sino que pueden potenciarse unas con otras para constituir un verdadero universo interconectado.
Más allá de la tecnología
En el caso puntual de las empresas, la tecnología es apenas uno de los pilares en los cuales deberán invertir si quieren ganar presencia en el Metaverso: también necesitarán investigar en cómo se modifican los procesos a partir de esta novedad y, fundamentalmente, el impacto en las personas. Esto es, qué nuevos comportamientos y qué modelos de relacionamiento surgirán a partir de un uso cada vez más masivo de esta plataforma virtual y de qué manera, en ese contexto, será necesario reconectar con los clientes, en un terreno más íntimo y personalizado.
Incluso se espera que aparezcan nuevos puestos de trabajo relacionados con el Metaverso, tal como en su momento ocurrió con internet o con las redes sociales, que requirieron de perfiles especializados en las dinámicas particulares de cada uno de esos entornos.
En una época se solía decir “todo tiempo pasado fue mejor”. Innovaciones como el Metaverso nos motivan a modificar esa máxima por “todo tiempo futuro parece más interesante”.