La transformación digital dejó de ser un simple enunciado para convertirse en el motor que está llevando a las empresas hacia el futuro. En el centro de estas estrategias se ubica la nube, la arquitectura ideal para mantener los costos controlados y los recursos dedicados a lo que la empresa realmente sabe hacer mientras se cuenta con la plataforma tecnológica adecuada y lista para lanzar nuevos productos y servicios, aumentar la productividad, incorporar soluciones de vanguardia como inteligencia artificial o internet de las cosas, llevar la experiencia del cliente a un nuevo nivel, garantizar la continuidad del negocio o aumentar la competitividad de manera significativa. En particular, la nube híbrida se consolida como lo mejor de dos mundos.
En una definición sencilla podemos decir que una nube híbrida es una arquitectura informática que combina, por lo menos, una nube privada y una pública de forma que, en conjunto, entreguen un conjunto flexible de servicios. Esto significa que las cargas de trabajo migran de manera fluida y transparente entre un entorno y el otro de acuerdo a las necesidades que tenga la empresa en cada momento.
Se acaban así la dependencia de un proveedor en particular o las limitaciones que históricamente impuso el hardware: se puede conseguir tanta capacidad de procesamiento y tanto espacio de almacenamiento como hagan falta en el momento oportuno.
Cada vez más híbridos
Según datos de IDC de fines del año pasado, para cuando termine 2022 el 90% de las organizaciones habrá implementado algún tipo de nube híbrida. ¿Qué es lo que hace que este modelo sea tan atractivo y que el número de empresas que lo implementan crezca día a día?
Los beneficios son numerosos y van desde la posibilidad de migrar cargas de trabajo de manera rápida y sin necesidad de modificar el código (incluyendo la opción de definir dónde y cuándo se implementa cada carga) hasta la capacidad de crear e implementar microservicios o aplicaciones basadas en contenedores de forma de facilitar la modernización del software existente con bajo riesgo y con altísima agilidad.
La escalabilidad deja de ser un inconveniente, ya que los proveedores de nube pública habilitan lo que se conoce como “expansión”, es decir, trasladando cargas normalmente alojadas en entorno local a la infraestructura pública para dar soporte a picos de demanda, al tiempo que acompañan cuando existe una caída en el volumen, de manera que la empresa no necesita sobredimensionarse y paga exactamente por lo que necesita en cada momento.
Otro dolor de cabeza que desaparece son los límites al crecimiento que muchas veces imponen los sistemas heredados o las tecnologías obsoletas: cualquier innovación seguramente funcionará integrada a la nube.
Gestión sin fricciones
Desde el punto de vista de la gestión, se reducen los riesgos operativos y de seguridad, se garantiza la continuidad del negocio independientemente de lo que ocurra en el contexto -algo que quedó muy visible durante la pandemia-, se evitan los silos dentro de la empresa y se simplifica la complejidad del panorama de IT, dado que en líneas generales las soluciones de nube híbrida incluyen mecanismos de gestión y coordinación que, en líneas generales, hacen que todo se pueda manejar desde un único dashboard, incluyendo los diferentes entornos, las arquitecturas nativas y de contenedores, las aplicaciones previas y las nuevas y las máquinas virtuales existentes.
Las métricas de performance en tiempo real también aportan su beneficio: son las que permiten encontrar oportunidades de mejora, detectar desvíos en el desempeño o escalar los recursos de manera optimizada
Uno de los desafíos que las empresas deben tener en cuenta es el de la unificación de la estrategia de seguridad y de las políticas empresariales, de forma de garantizar que estén vigentes sin que importe dónde se implementen y se ejecuten las cargas de trabajo o desde dónde accedan los usuarios a las aplicaciones y los datos. Puntualmente, desde el punto de vista de la seguridad se deben contemplar en particular aspectos propios de la arquitectura de nube híbrida, como el hecho de que los datos migren o de que la superficie de ataque es mayor.
Agilidad, eficiencia, flexibilidad, resiliencia, efectividad en costos, desempeño… La nube híbrida parece haber sido creada especialmente para que las empresas estén en condiciones óptimas para enfrentar los tiempos vertiginosos que estamos viviendo.