De repente, la palabra “propósito” reemplazó a otras más materiales, como “ganancia”, dentro de los objetivos esenciales de las empresas. La sustentabilidad, en su sentido más amplio, ganó el centro de la escena: ya no se trata solo de cuidar el medio ambiente, sino también de ser responsables con las comunidades en las que se opera, de apostar a la diversidad y la inclusión, de promover oportunidades laborales de calidad y de dar soporte, en líneas generales, a cualquiera de los ODS (los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU).
La cuestión es bidireccional: los consumidores exigen eso de las marcas a las que les compran, las cadenas de valor están impulsando estos comportamientos y los inversores evalúan los índices sustentables tanto como los financieros para decidir dónde colocan sus fondos.
Las nuevas tecnologías juegan un rol clave en este proceso: constituyen uno de los pilares sobre los cuales se apoyan las estrategias sustentables. De acuerdo al sitio experto en reportes de mercado Allied Market Research, el mercado global de tecnologías “verdes” alcanzó los US$10.320 millones en 2020 y crecerá a un ritmo cercano al 21% anual para superar los US$74.640 millones en 2030.
Por su parte, la consultora de mercado Gartner afirma que hay tres tendencias sostenibles de IT que alcanzarán una adopción masiva dentro de los próximos tres años: sostenibilidad de la nube, medición de la huella de carbono y software avanzado de gestión de la red para un consumo óptimo de la energía.
Todos tras la huella
Uno de los grandes objetivos sustentables que persiguen las empresas es la disminución de la huella de carbono. En este terreno juegan tecnologías como la virtualización (que permite reducir el número de servidores, por ejemplo) y, por supuesto, la migración a la nube, fundamental para reducir los data centers internos de las empresas. En simultáneo, tecnologías cada vez más eficientes en el consumo de energía aportan para esta causa.
En combinación con internet de las cosas (IoT), las empresas pueden calcular los consumos que se producen a lo largo de toda la empresa, evaluar y detectar ineficiencias y optimizar el uso.
La función de los sensores de IoT abarcará distintos aspectos en relación a la sustentabilidad. Por ejemplo, al gestionar de manera proactiva los activos empresarios, anticipando fallas o advirtiendo sobre la necesidad de mantenimiento, será fundamental para evitar que consuman energía de más como consecuencia de un mal funcionamiento o, peor aún, que derramen tóxicos o vuelquen materiales peligrosos al medio ambiente.
La gestión de todo esto es muy importante: con aplicaciones analíticas, las empresas tienen la capacidad de medir lo que están haciendo, corregir desvíos cuando las cosas no salieron de acuerdo a lo esperado y profundizar mejoras cuando los resultados acompañan el plan.
De la automatización a la digitalización
Dos de los objetivos más transitados de los procesos de transformación digital están relacionados íntimamente con la sustentabilidad. El primero, la eliminación de procesos manuales con la consecuente disminución en el uso de papel, que en algunas industrias tiende a cero.
El segundo, las eficiencias que ofrecen tecnologías como la automatización, fundamental para aportar en la disminución de la huella de carbono.
También resultan claves la inteligencia artificial (IA) o machine learning. Por ejemplo, hoy las empresas pueden hacer un análisis de las entregas pendientes y estipular rutas óptimas para cada vehículo de reparto, lo que produce múltiples beneficios, entre ellos un menor consumo de combustible y una mayor vida útil de los propios vehículos.
La inteligencia que se expande
Otra posibilidad se da con el forecast inteligente de la demanda de un producto: esto evita de manera notable los desperdicios, tanto durante el proceso de fabricación -se alienta el consumo responsable de materias primas- como del stock terminado, ya que se fabrican volúmenes precisos respecto de lo que posteriormente se va a vender.
Ampliado a toda la cadena de suministro, se puede utilizar blockchain para garantizar que todas las partes cumplan con manejos éticos y transparentes de los negocios, que no haya trabajo esclavo o infantil en ningún punto del proceso, que se favorezca la igualdad de oportunidades a proveedores pequeños o locales o que se promueva la economía circular.
Estos son apenas algunos ejemplos de cómo las tecnologías disruptivas e innovadoras nos ayudan a cuidar el futuro. Para decirlo en términos de la industria de la moda: en cuestión de IT, el verde combina con absolutamente todo.