Las épocas en que las personas eran rehenes de las programaciones estáticas de los canales televisivos parecen hoy prehistóricas: los conceptos de OTT (over the top) y contenidos on demand transformaron para siempre el consumo del entretenimiento. De la mano principalmente de Netflix, pero también de YouTube Premium, Amazon Prime, Apple TV, Disney +, HBO Max y una cantidad cada vez más grande de plataformas, hoy el consumidor está acostumbrado a elegir qué quiere ver, en qué momento y desde qué dispositivo.
El crecimiento es exponencial y se vio favorecido por la pandemia: Allied Market Research estima que los US$121 millones que representó el mercado en 2019 se convertirán en US$1039 millones para 2027.
Según Nielsen, en Estados Unidos el consumo de OTT ya representa el 27% del tiempo total que los espectadores están frente a la pantalla, mientras que el market share de la televisión tradicional, según la misma consultora, cae de 2% a 3% anual en todo el mundo.
Desde el punto de vista del cliente, las cosas son más que sencillas: una conexión a internet y tiempo disponible son suficientes para disfrutar de los contenidos. Para las plataformas, en cambio, los desafíos y las oportunidades se multiplican de la mano de las nuevas tecnologías, la creciente competitividad y los modelos de negocios disruptivos.
El negocio tiene mil caras
Las oportunidades de monetización del mercado de OTT están en pleno crecimiento. Tal es así, que ya hay tres grandes modelos identificados para generar ingresos:
El más transitado en este momento es la suscripción de video bajo demanda (SVoD, por sus siglas en inglés): entrega al espectador un conjunto de contenidos por una tarifa recurrente, en general mensual, que el usuario puede interrumpir o cancelar en cualquier momento.
El segundo modelo es el video basado en publicidad por demanda (AVoD): el contenido se ofrece de forma gratuita con la condición de que el espectador consuma las publicidades asociadas a cada video. Los que pagan son los anunciantes y no los consumidores.
El tercer modelo, video transaccional bajo demanda (TVoD), propone que los consumidores compren contenido específico: un evento deportivo, un recital, un lanzamiento, algún contenido premium. El contrato termina en el momento en que se consume el contenido.
A su vez, aparecen nuevos modelos convergentes, como los distribuidores de programación de video multicanal (MVPD), un segmento en el que conviven telcos y compañías de televisión tradicionales para entregar contenidos personalizados sin necesidad de una suscripción mensual fija.
Los datos como materia prima
No se puede participar del mercado OTT sin tener un enfoque data driven: los datos son la materia prima fundamental para entender los gustos y comportamientos de los clientes, entregarles, recomendarles contenido relevante y generar una experiencia de usuario cada vez más amable y extraordinaria. Para lograrlo, las empresas del sector se apoyan en una combinación de big data, herramientas analíticas e inteligencia artificial.
Del mismo modo, a partir de los datos, es posible analizar el estado de cada cliente -tipo de conexión, dispositivo- para garantizar que tenga la mejor experiencia posible dadas sus circunstancias particulares.
Otro desafío consiste en proteger los derechos de propiedad del contenido digital, para mantenerlos a salvo de la piratería, cada vez más común. En ese sentido, la tecnología DRM (digital rights management, gestión de derechos digitales) protege la transmisión de los videos y restringe cualquier violación de derechos de autor.
Infraestructura para la mejor experiencia
Desde el punto de vista de la infraestructura, es fundamental una implementación de nube -ofrece la escalabilidad y la flexibilidad para soportar cambios rotundos en la demanda o almacenar una enorme cantidad de contenidos sin pagar costos exorbitantes en centros de datos propios- y también, las llamadas redes de entrega de contenidos (CDN, content delivery network).
CDN es un servidor distribuido que entrega contenido mucho más rápido en función de su ubicación geográfica, el origen del contenido y el servidor de delivery. Es, de cierta manera, el elemento fundamental para la experiencia del usuario: permite ver el contenido sin cortes ni interrupciones.
Desde la red hasta el dispositivo, las oportunidades y los desafíos se multiplican en un negocio que, como no podía ser de otra manera, continúa sufriendo disrupciones en vivo y en directo.