La pasión tiene una cita inevitable que se produce cada cuatro años: el Mundial de Fútbol. En esta ocasión, Qatar 2022 nos trae, además de la emoción y la incertidumbre sobre cuál será el equipo que alzará la copa o cuál el futbolista que convertirá más goles en el torneo, enormes avances en términos de nuevas tecnologías.
Una de las más destacadas es la detección semiautomatizada del fuera de juego. El sistema ayudará a los equipos arbitrales que controlan las escenas en video y a los jueces que se desempeñan en el terreno de juego para que tomen decisiones más rápidas y fiables. No es la primera vez que se busca mejorar la precisión del cumplimiento del reglamento: ya en el torneo anterior, Rusia 2018, había tenido su debut el hoy popularizado (y discutido) VAR. Doce cámaras instaladas bajo la cubierta del estadio captan los movimientos del balón y hasta 29 puntos de datos de cada jugador (incluyendo extremidades y otras partes del cuerpo), 50 veces por segundo, para calcular sus posiciones exactas y determinar así si hubo algún tipo de offside.
IoT e inteligencia artificial
Pero además, la Al Rihla (la pelota oficial) incluirá en su interior una unidad de medición inercial (IMU por sus siglas en inglés): un sensor ubicado justo en el centro que envía un paquete de datos 500 veces por segundo a la sala de video y que permite detectar con rotunda precisión el momento exacto en que fue golpeado.
La tecnología aprovecha además el poder de la inteligencia artificial para avisar proactivamente al centro de control cada vez que un delantero reciba un pase estando en posición antirreglamentaria. Por supuesto, un cambio tan notable no debutará directamente en el Mundial: según el comunicado oficial de la propia FIFA, ya se puso a prueba con éxito en torneos anteriores, como la Copa Árabe y el Mundial de Clubes de 2021.
El elemento humano no se descarta: la decisión final sobre la validez de una jugada quedará en manos del árbitro principal del partido.
Estadísticas avanzadas
Las herramientas analíticas también tendrán un rol protagónico en el próximo Mundial: será la primera vez que los futbolistas tendrán acceso a sus sus estadísticas avanzadas para verificar su desempeño durante el partido. La entidad rectora del fútbol mundial habría armado una estructura de 25 analistas de datos por partido, que registrarán hasta 15 mil datos en los noventa minutos que dure cada juego. Eso sí: la capacidad de interpretarlos y lograr insights que puedan aprovecharse en los siguientes encuentros quedará en manos de cada cuerpo técnico.
Si buceamos en la historia reciente, descubrimos el caso de la selección alemana, que en Rusia 2018 utilizaba análisis de video para identificar rápidamente patrones y tendencias y elaborar estrategias para abordar las debilidades potenciales de los oponentes, entre otros avances. Fue una iniciativa individual. En esta ocasión, se permitirá a las selecciones contar con hasta nueve analistas de video ubicados en la parte superior de los estadios, que podrán enviar contenidos en tiempo real y hasta disponer de antenas GPS al lado del banco de suplentes.
En los alrededores del estadio
El mundo de los fan tokens, es decir, esas piezas digitales únicas que vinculan a los amantes del fútbol con sus equipos, sus selecciones o sus jugadores favoritos y que les permite acceder a beneficios exclusivos, participar de entrenamientos (de manera virtual o presencial) o tener derecho a voto en diversas decisiones del club, por ejemplo, está viviendo una primavera que, según diversos analistas, está estrechamente vinculada a la cercanía mundialista.
El índice del exchange de criptomonedas Binance detectó que los valores se apreciaron en hasta un 200% en apenas sesenta días. También se incrementaron las ventas de estos activos digitales.
Inteligencia artificial, internet de las cosas, herramientas analíticas, blockchain… Todavía faltan algunos días para que la pelota comience a rodar. Sin embargo, por primera vez en la historia de los mundiales, las nuevas tecnologías marcaron el primer gol mucho antes de que el torneo empiece a jugarse.