Así como el contexto determinó en 2020 una aceleración sin precedentes en la adopción de nuevas tecnologías, el 2021 fue el año de la consolidación para muchas de esas tendencias.
Uno de los principales avances del año pasado había sido la caída de barreras culturales históricas: empresas que durante mucho tiempo se habían resistido a adoptar el teletrabajo notaron que sus resultados estaban muy por encima de las expectativas, tanto en términos de productividad como de colaboración por parte de los equipos; las organizaciones que temían perder el control de sus operaciones si las guiaban de manera remota detectaron que podían ganar eficiencias; y los propios consumidores le perdieron el miedo a las operaciones electrónicas; por lo que se estima que el e-commerce representará, según datos de Google, el 57% del crecimiento de las ventas totales en Latinoamérica para 2025.
Las tecnologías de base para que todo esto ocurra continúan viviendo un momento de auge. En el centro, la nube: Gartner ya había previsto para este año un incremento a escala global de adopción de la nube pública de un 23%. Sin embargo, la gran estrella es la nube híbrida: una arquitectura que toma lo mejor de ambos mundos -ahorro de costos y escalabilidad sin límites de la pública, recuperación ante desastres, redundancia total y compliance de la privada-. La consultora Rightscale estima que este modelo ya sedujo al 58% de las grandes empresas.
Todo bajo control
Otro de los conceptos tecnológicos que experimentó un crecimiento notable en el último año como consecuencia de los cambios de comportamiento social fue internet de las cosas (IoT): la posibilidad de monitorear objetos y accionar sobre ellos a la distancia resultó clave en tiempos de restricciones a la movilidad para garantizar la continuidad del negocio. Pero cuando las prohibiciones comenzaron a relajarse, había quedado claro que se trataba de una herramienta fundamental para ganar eficiencia, incrementar la seguridad de las operaciones, prevenir fallos en los equipos y hasta dar soporte a la estrategia de sostenibilidad de la organización.
En efecto, IoT permite desde gestionar las cámaras de videovigilancia de una instalación de manera remota hasta predecir cuándo va a fallar un equipo en una línea de montaje. También es útil para seguir vehículos que transportan mercaderías y hasta para monitorear el estado de salud de un grupo de colaboradores a partir de los datos que emitan sus teléfonos móviles. Por todo esto, la consultora especializada en este tema, IoT Analytics, estima que en 2021 la inversión en este tipo de soluciones creció alrededor del 25%.
Más datos, más inteligencia
La importancia de saber leer los datos para entender el contexto. Este fue otro de los grandes aprendizajes que empujó la pandemia en 2020 pero que recién comenzó a capitalizarse más en 2021.
La combinación de big data -la capacidad de gestionar enormes volúmenes de datos- con herramientas de análisis predictivo en tiempo real motorizadas por inteligencia artificial resultó clave para entender escenarios posibles aún en tiempos de alta incertidumbre y predecir demandas, disrupciones en las cadenas de distribución o cambios en los comportamientos de los consumidores. Muchas de las empresas del mundo tuvieron esta misma lectura: hacia mitad del año, la consultora IDC estimó que el gasto global en tecnologías asociadas con IA ascendería a US$342.000 millones para el final de este año.
La era del dinero virtual
Por último, otro concepto tecnológico que brilló en 2021 fue el de los criptoactivos: caída la barrera cultural de los e-payments, empujada a su vez por el crecimiento casi obligado del comercio electrónico, y estimulados por cotizaciones en alza que prometían ganancias rápidas, cada vez más individuos se atrevieron a ingresar en el mundo de las criptomonedas. La empresa especializada en adopción de criptomonedas TripleA estima que ya son 300 millones de personas en todo el mundo que poseen algún tipo de criptoactivo.
Queda un largo camino por recorrer: todas estas tecnologías están en modo incipiente, mientras asoman muchas otras cada vez con más fuerza, desde realidad aumentada y realidad virtual hasta 5G.
El 2020 fue el año de la aceleración de la transformación digital. El 2021, el de la consolidación de las nuevas tecnologías adoptadas. Todo indica que tenemos por delante un 2022 en el que se profundizará el uso de IT como herramienta estratégica y diferencial para delinear el futuro de los negocios.