Más productividad, costos bajo control, disponibilidad garantizada para asegurar que el negocio nunca se detenga y escalabilidad sin fricciones para acompañar el crecimiento de la organización. Este es, a grandes rasgos, el conjunto de razones por las cuales el paradigma multinube se impone en el mercado.
El informe State of the cloud elaborado por Flexera en 2022 detectó que el 89% de las organizaciones a nivel global avanzan sobre este modelo (el 80% a partir de esquemas de nube híbrida, un 7% con el uso de múltiples nubes públicas y apenas un 2% con foco solamente en múltiples nubes privadas).
Un entorno multinube diversifica cargas de trabajo y datos entre diferentes proveedores de nube e infraestructuras locales, lo que aumenta la robustez y la redundancia de sus operaciones. Sin embargo, una organización que contrata aleatoriamente prestaciones en la nube a diferentes empresas no puede decir que está adoptando una arquitectura multi-cloud.
Fluidez y transparencia
Para que eso ocurra, los datos y las cargas de trabajo deben fluir de manera transparente y automatizada entre las diferentes nubes, con una gestión que permita administrar todo desde un punto de control único y con herramientas de inteligencia artificial trabajando en la base para garantizar que el rendimiento sea siempre óptimo y que el usuario reciba el máximo desempeño posible.
Los beneficios son numerosos. Por ejemplo, se alcanzan nuevos niveles de flexibilidad, ya que se reduce la dependencia de los proveedores. Las cargas de trabajo se pueden mover de manera dinámica entre diferentes nubes para obtener la máxima calidad del servicio, el mejor desempeño o los costos más eficientes en cada momento.
Y como se mencionó, en tiempos en que el panorama de IT se vuelve cada vez más complejo, una arquitectura multinube permite ganar visibilidad sobre toda la infraestructura.
Una verdadera integración
En el largo plazo, las ventajas son aún mayores: al romper los silos de datos y avanzar sobre una verdadera integración a lo largo de toda la infraestructura de IT, las empresas que hayan invertido en esquemas de múltiples nubes tendrán a su disposición el máximo poder para analizar datos en tiempo real, impulsar una toma de decisiones informada, acelerar la adopción de un modelo data driven y obtener el máximo valor posible de la tecnología.
Los beneficios se multiplican: la disponibilidad está asegurada (el viejo concepto de “se cayó el sistema” realmente queda en desuso), se simplifica el despliegue de un plan sólido de protección de datos y mitigación de riesgos y se accede de manera continua a las actualizaciones tecnológicas que los diferentes proveedores vayan incorporando en sus propuestas específicas.
Sin improvisaciones
El primer paso hacia una arquitectura multinube es el diseño y la planificación: la contratación de servicios en la medida en que aparecen nuevas necesidades, sin evaluar qué tan bien se integran con lo que ya existe, si no tiene duplicaciones o redundancias con otros servicios o si no genera alguna brecha de seguridad o algún problema de rendimiento es “acumular nubes” (y dolores de cabeza), pero no desplegar el modelo multinube.
Uno de los puntos clave es el de la integración: la arquitectura unificada debe garantizar que los datos se transporten sin inconvenientes y de manera completamente transparente para los usuarios entre las diferentes nubes, sin que importe dónde están alojados (sea en una instalación interna de la compañía, en una nube pública o en una privada). El diseño de la multinube debe unificar las operaciones entre los entornos y crear coherencia.
Otros aspectos que no pueden subestimarse son la seguridad (ya que la “superficie” de la infraestructura de la organización crece y obliga a monitorear y proteger todo el recorrido de los datos y de las aplicaciones), el acceso a los datos (quiénes pueden utilizarlos, bajo qué condiciones, con qué permisos) y el compliance: que los datos cumplan con las normas relacionadas con la privacidad, la localización y la soberanía, para incrementar los niveles de protección y evitar sanciones o multas.
El modelo multinube se consolida como la arquitectura de facto en las organizaciones de todo el mundo que quieren capitalizar las oportunidades de una economía digital. Una nueva versión del viejo axioma que dice: “divide y reinarás”.