La disrupción llegó antes de tiempo al mundo del retail. Algunas de las tendencias que se venían vislumbrando – como el crecimiento de las compras a través de los canales virtuales, la omnicanalidad como estrategia o la necesidad de centrar el negocio alrededor del cliente – se aceleraron de manera exponencial en el último año y medio. En este contexto, también se hizo evidente la necesidad de modificar el rol de las sucursales: con el grueso de las compras virando hacia el online, los espacios físicos de atención buscan remodelarse tanto como puntos de recogida de productos o como centros de experiencia. Del mismo modo, las ventas electrónicas exigen una máxima eficiencia en los procesos de almacenamiento, transporte y logística, dado que la ventana de espera que aceptan los clientes entre que compran su producto y lo reciben, es cada vez más pequeña.
En todos los casos, internet de las cosas (IoT, por internet of things) juega un papel determinante: porque es la tecnología que permite capturar flexiblemente los datos y ponerlos disponibles para su posterior procesamiento y así completar los circuitos que permitan que cada consumidor tenga en cada momento exactamente lo que necesita. Además, las barreras para su implementación son bajas: se puede implementar parcialmente, los sensores son accesibles en términos de precios (al igual que la tecnología para integrarlos) y el retorno de la inversión es claro y rápido.
Control de inventarios y gestión logística
Entre las aplicaciones más difundidas de IoT en el segmento retail se cuenta el control de inventarios. Hoy es posible, a partir de sensores, diseñar estanterías inteligentes (smart shelves) que puedan detectar faltantes de productos y emitir alertas cuando la cantidad llegue a mínimos establecidos.
Los sistemas de smart shelves se basan en la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID) que consiste de una etiqueta en cada artículo, un lector y una antena. El lector captura los datos de las etiquetas y la plataforma IoT los almacena y analiza.
El sistema RFID se amplía, en tiempos de e-commerce, para ofrecer una trazabilidad profunda sobre el producto, desde el inicio de su fabricación hasta la entrega en el punto de venta o en la sucursal. De esta manera, se garantizan las entregas oportunas y se asegura que el artículo haya viajado protegido según las normas de seguridad que requería (temperatura, embalajes especiales), entre otros beneficios.
El mensaje perfecto, la oferta ideal
La cartelería digital es capaz de “leer”, a partir de los dispositivos del cliente y de lo que este haya autorizado, el perfil del consumidor que ingresa a un local para mostrarle ofertas en tiempo real exactamente orientadas a su preferencia, en base a los comentarios que la persona haya hecho en redes sociales, por ejemplo; o incluso a excedentes de artículos detectados por las smart shelves. Los sensores también pueden reconocer gestos o comportamientos y conectarlos con propuestas específicas para cada momento.
Las balizas, por su parte, son dispositivos bluetooth que tienen la capacidad de enviar vales de promoción o invitaciones a eventos a teléfonos inteligentes dentro de un área de cobertura geográfica. En un retail, pueden ubicarse tanto en mostradores como en columnas para incrementar las ventas. Incluso, es posible colocarlas en las cercanías de una sucursal para capturar a fuerza de notificaciones a quienes pasan por la calle.
Nuevas aplicaciones, viejas aplicaciones
En la era de COVID-19, los sensores de IoT sirven también para cuestiones simples como contar las personas que entran en un local y advertir si se está vulnerando el máximo permitido, evaluar la cantidad de gente en un espacio específico y si pueden cumplir con el distanciamiento social o incluso tomar la temperatura de quién ingresa en un local de una manera no invasiva.
Otra necesidad emergente a partir de la pandemia es la de pagos sin contacto. En este sentido, yendo al extremo, la combinación de IoT con inteligencia artificial permite que una persona salga de la tienda y que todo lo que lleve encima -incluyendo un análisis de aquellos objetos que trajo consigo antes de entrar- se cobre automáticamente y se cargue en su cuenta o en su tarjeta de crédito.
Por supuesto, en todos los casos la apoyatura de otras tecnologías como big data resultan esenciales para procesar el enorme volumen de datos que se genera a partir de la presencia de los sensores de IoT.
El camino recién empieza a recorrerse. Cada empresa de retail tiene la oportunidad de explorar las posibilidades de IoT y crear aplicaciones novedosas y sorprendentes que se conviertan en un imán para sus clientes.