Los desafíos para el segmento de la manufactura de cara al universo de la industria 4.0 son numerosos y complejos: mientras necesitan internamente alcanzar la máxima eficiencia para incrementar la rentabilidad en tiempos altamente competitivos, también deben satisfacer las necesidades de un consumidor cada vez más responsable que exige operaciones sostenibles y con cadenas de suministro que necesitan la mayor previsibilidad posible.
Ya no alcanza con tener un buen producto: también debe estar alineado a las necesidades y los propósitos de los clientes.
La inteligencia artificial (IA), que propone numerosos beneficios para este sector, se consolida como una opción ideal para avanzar hacia modelos de fabricación inteligente.
Mantenimiento preventivo: sin interrupciones
Una de las aplicaciones más utilizadas por las empresas de manufactura es en la actualidad el mantenimiento preventivo de los activos: los algoritmos de machine learning e IA son capaces de detectar con anticipación una potencial falla en una máquina, en una línea de producción o incluso en alguna pieza en particular de un equipo, generar las alertas correspondientes y hasta facilitar en base a experiencias anteriores la información necesaria para su reparación: componente que necesita inspección, con qué herramienta o método se lo puede solucionar y de cuánto tiempo se dispone para proceder y que no haya consecuencias.
¿El resultado? Operaciones siempre continuas, una disminución notable en las bajas no programadas de equipos y, como consecuencia de lo anterior, una mayor productividad y menos pérdidas por faltantes de productos. Por otra parte, gracias a las mejores prácticas de mantenimiento, se extiende el ciclo de vida útil de los equipos.
Productos personalizados sin defectos
La IA puede aplicarse en la creación de los productos a través de lo que se conoce como “diseño generativo”: el algoritmo se alimenta de informes detallados por diseñadores e ingenieros, incluyendo parámetros, restricciones, tipos de materiales, tiempos y métodos de fabricación y presupuestos. A partir del análisis de todas las configuraciones posibles, el software devuelve la opción de fabricación más óptima.
Sin llegar tan lejos, la fabricación puede ganar calidad gracias a la IA en escenarios mucho más sencillos de implementar. La incorporación de robots colaborativos en las líneas de producción, por ejemplo, ayuda a minimizar las tasas de defectos, lo que se traduce en menos devoluciones y en un menor riesgo reputacional.
Otra gran ventaja que aporta la IA a la producción, es la posibilidad de crear productos bajo el modelo make-to-order, es decir, ajustados a las necesidades específicas de un cliente en un momento determinado. Si bien esta propuesta está limitada a industrias específicas (como la metalmecánica o la construcción) podría extenderse en un futuro para abarcar otros segmentos.
Los requisitos previos son mantener procesos bien alineados y una herramienta inteligente que permita determinar la viabilidad en cada petición en base a la capacidad de la planta para poder desarrollar el producto pedido y a si su realización será eficiente en costos.
Certidumbre en tiempos inciertos
En tiempos altamente inciertos como los que vivimos, donde los cambios se producen a gran velocidad, la existencia de soluciones como Intelligent Forecasting (IF) se vuelve esencial: permite predecir resultados de negocio, planificar las demanda, eliminar los excedentes de inventario y generar ahorros anuales de dinero como resultado de una operación automatizada e inteligente. Entre sus beneficios, reduce errores de pronóstico hasta en un 25% y el stock de seguridad hasta un 10%.
También tiene un costado “verde”: una correcta planificación en base al comportamiento de la demanda evita descartes posteriores, lo que disminuye los niveles de contaminación.
Sostenibilidad de punta a punta
La sostenibilidad encuentra otros caminos de desarrollo en la fabricación inteligente: por ejemplo, con IA se pueden trazar rutas óptimas de distribución -desde el momento en que el producto sale de la fábrica hasta que llega al punto de venta o al cliente final- y así disminuir la emisión de dióxido de carbono.
Del mismo modo, es posible planificar con la máxima precisión para calcular las cantidades exactas de manera prima necesarias y así evitar desperdicios durante el proceso de producción.
El consumidor cambió. Los competidores están cambiando. Seguir haciendo lo mismo ya no es opción. Para las empresas manufactureras, de cara al modelo de industria 4.0, llegó la hora de apostar a la fabricación inteligente.