Desde siempre, los objetos identitarios de los clubes deportivos fueron un elemento de vínculo entre las entidades y los fanáticos. El coleccionismo de estos artículos incluye banderines, banderas, camisetas, autógrafos de los deportistas, fotos, figuritas, cromos, memorabilia rara (medallas de aniversario, por ejemplo, o vajilla), libros históricos, postales… La lista se extiende tanto como lo ha hecho la creatividad del marketing deportivo a lo largo del tiempo. Pero como ya mencionamos, las nuevas tecnologías están revolucionando el mundo del deporte. Y este afán de compromiso y de pertenencia entre los fanáticos, los jugadores y los clubes ya tiene un correlato virtual: fan token.
Se trata de criptoactivos que combinan el poder de la tecnología blockchain para garantizar que cada pieza sea única, irreproducible e imposible de falsificar con herramientas de experiencia del cliente para alimentar la pasión y de gamification para, a partir de conceptos propios del mundo de los juegos, estimular la participación a través de desafíos y recompensas.
Beneficios emocionales
Quien adquiere un fan token puede obtener beneficios exclusivos. Algunos relacionados con los antiguos conceptos de coleccionismo: acceso a contenidos exclusivos, a fotos firmadas por los deportistas o skins del club que pueden utilizarse en algunos videojuegos. También despliega “ojos” virtuales que llegan hasta donde el común de la gente no lo hace: especiales de entrenamiento o charlas de vestuario que solo pueden disfrutar aquellos que disponen del token.
Otras propuestas relacionadas con esta innovación, apuntan a incrementar la participación y el compromiso de la persona con la institución: la participación en sorteos para acceder a un meet and greet con alguna de las figuras, la posibilidad de acceder a un entrenamiento físico o incluso voz y voto para determinados acontecimientos institucionales -en general, de temas menores-, como puede ser la elección de una determinada canción para la salida del equipo o de un nombre para una nueva mascota, un cambio de denominación para alguna sección del estadio o los colores de la nueva camiseta suplente.
Beneficios financieros
Además de proveer un beneficio emocional a su poseedor, el fan token puede considerarse también un instrumento de inversión o de ahorro. Mientras los criptoactivos continúan exhibiendo volatilidad y hasta cambios abruptos en sus cotizaciones, el comprador de un fan token tiene la posibilidad de venderlo cuando se ubique a un buen precio.
En el largo plazo, algunos de estos criptoactivos podría revalorizarse precisamente por su valor como pieza de colección: si está relacionado con algún jugador que se retira como leyenda o con alguna época del club plagada de éxitos, su valor podría incrementarse en la medida que pase el tiempo y crezca la nostalgia respecto de aquellos tiempos exitosos.
Los clubes: grandes impulsores
Los clubes deportivos (incluyendo muchos latinoamericanos) son los impulsores naturales de los fan tokens, pero no los únicos: algunas empresas privadas están lanzando colecciones de cromos virtuales que siguen la lógica de los álbumes tradicionales, solo que traducido al formato NFT (siglas en inglés por token no fungible). Cada pieza tiene una cadena blockchain única asociada, lo que permite a los usuarios intercambiar o vender las que ya consiguieron con el objetivo de completar su colección.
Y, por supuesto, otras industrias están experimentando los mecanismos para alimentar el compromiso y el vínculo entre los consumidores y las estrellas. Entre ellas la música (recitales exclusivos, acceso a entradas preferenciales) y la moda (contacto directo con los diseñadores, posibilidad de invertir en algún nuevo proyecto a pequeña escala), por citar algunas.
Los fan tokens constituyen una pasión sinérgica que podría superar las partes que la componen: la pasión por las criptomonedas y la pasión por los deportes.