Por Maximiliano Giacri, CEO & Founder de Nubiral
Si bien cada vez son más las empresas que demandan servicios tanto de consultoría IT como de herramientas tecnológicas y de recruiting, esta necesidad no es nueva. Anteriormente, en el mercado se veía que existía una fuerte necesidad y una pronunciada demanda en lo que respecta a servicios profesionales orientados a base de datos. Cuando surge una nueva empresa, se busca construir un concepto de marca desde sus inicios, y esto siempre es importante para cualquier compañía. No se trata del concepto asociado al marketing solamente, sino más desde lo conceptual, una marca que haga pensar en ciertos valores o determinadas situaciones. Algunas organizaciones se asocian al valor que les aportan a los clientes, orientadas a la calidad del servicio, eso para las empresas es un valor clave y fundamental. Y esto es independientemente de todas las acciones de mercadotecnia que se pueden llevar adelante.
La importancia de crear una marca con renombre no es solo económica o comercial sino también operativa. En la actualidad, más de 120.000 personas trabajan en el sector tecnológico en la Argentina y hoy en día, se posiciona como una de las industrias mejor pagas en el país, según la Cámara Argentina de la Industria del Software (CESSI). Según este último, existen 15.000 puestos sin cubrir en todas las industrias por año, de los cuales entre 5 y 10 mil corresponden a compañías del sector IT.
En un sector tan competitivo como el de la tecnología, donde la lucha por los mejores talentos es constante, es importante contar con un diferencial. Según Argencon, entidad que nuclea a las principales empresas de la economía del conocimiento, en los últimos dos años aumentó fuertemente la “fuga de talento” de profesionales IT calificados de empresas que renuncian para actuar bajo contratos individuales para clientes en el exterior.
Es por ello, que resulta clave cuidar a los talentos, desde el colaborador uno hasta el cien. Es fundamental poder transmitir la construcción de una marca que está basada en valores humanos, de transparencia, de comunicación, de confianza y de flexibilidad. Ahí es donde se puede hacer una diferencia y aportar un diferencial por medio de la cultura organizacional. Pero la competencia no termina en el talento, sino que es extensiva al mercado. En este sentido, uno de los factores clave es la especialización. Por eso los perfiles de tecnología cada vez valoran (y esperan) más que las empresas se conviertan en entornos competitivos y de crecimiento, con la posibilidad de especializarse en diferentes servicios, lenguajes y tecnologías.
Las organizaciones las hacen las personas y la clave está en encontrar las personas correctas para desarrollar las acciones que se quieren llevar adelante, ya sean de finanzas, de marketing, de people o de operación y delivery, con el objetivo final, siempre, de un cliente satisfecho y la generación al servicio de sus necesidades cada vez más urgentes e importantes.