La gobernanza de datos es una pieza clave para garantizar el éxito de las iniciativas de transformación digital. La definición formal, brindada por el Data Governance Institute, nos habla de “un sistema de derechos de decisión y responsabilidades para los procesos relacionados con la información, ejecutado según modelos acordados que describen quién es el encargado de tomar las decisiones que deriven del análisis de datos”.
Esto significa que si no se implementa una estrategia de gobernanza de datos en una organización, las inversiones que se realicen en innovaciones tales como inteligencia artificial, herramientas analíticas, business intelligence, big data o machine learning pueden quedar subaprovechadas o, directamente, no aportar ningún tipo de valor para el negocio.
Planificación y supervisión
Como contraparte, llevar adelante una visión de gobierno de datos requiere de enormes esfuerzos de planificación y supervisión. No se trata únicamente de enunciar: es necesario documentar cómo utilizan los datos cada uno de los procesos y evaluar de qué manera eso está alineado con los objetivos de negocio. Una tarea compleja, que debe hacerse con extremo cuidado, pero que, si se efectúa de manera correcta, sus resultados superarán con creces el esfuerzo.
En el camino hacia la estrategia de gobernanza de datos, las organizaciones encontrarán algunas barreras. La primera, de tipo cultural, tiene que ver con la “propiedad” de los datos. Todavía quedan empresas con estructuras de datos en silos, en las que cada área considera que la información recolectada le pertenece. En otros casos, el área de IT se presenta como la dueña de los datos. Esto genera fricciones respecto de quién debe hacerse cargo del proyecto de gobernanza. Por eso, el sponsorship de la alta dirección resulta fundamental para destrabar la situación y darle a la iniciativa la importancia que se merece.
La figura del CDO
una figura emergente en los últimos tiempos es la del CDO (chief data officer), un ejecutivo c-level que se ocupa específicamente del liderazgo de los datos. Si hablamos de “gobierno” esta función sería, específicamente, la de “gobernador”: el CDO se ocupa de velar de manera continua por la estrategia de gobernanza, la calidad de los datos, la evaluación de nuevos casos de negocio, establecer las métricas para verificar que todo esté funcionando de acuerdo a lo esperado, incorporar las herramientas tecnológicas necesarias para dar soporte a las actividades vinculadas con los datos, identificar y priorizar activos de datos y garantizar que siempre estén alineados con la estrategia organizacional. Por otra parte, aparecen nuevos roles como los data owners (responsables de la definición del dato en términos de negocios) o los data stewards (encargados de las caracterizaciones más detalladas).
Más allá de los liderazgos y de la propiedad, un buen modelo de gobernanza debe ocuparse luego de que el dato llegue a todos los niveles de la organización y que esté disponible y accesible para cada colaborador en el momento exacto en que lo necesita para tomar una decisión de negocios.
Una cuestión de calidad
El segundo paso, muchas veces subestimado por las organizaciones, es el de evaluar la calidad de los datos. Una organización necesita un catálogo donde estén detallados desde el uso y el tipo de acceso hasta el punto de almacenamiento o las características generales, además de haber detectado la presencia de duplicados, erróneos o innecesarios. Otro beneficio del catálogo es que facilita el control y evita el mal uso de los datos.
Uno de los grandes desafíos tiene que ver con alinear la estrategia de datos no solo con los objetivos del negocio, sino también con cuestiones del contexto: el caso más visible es el de las industrias reguladas. En efecto, la gobernanza es también una aliada fundamental para el compliance.
Y, por supuesto, es fundamental un cambio de mindset para orientar la organización hacia un verdadero modelo data driven. La empresa debe estar convencida de que en los datos reside la capacidad de tomar más y mejores decisiones (y más veloces, por cierto) para poder convertirlos en su fuente de éxito presente y futuro.