El consumidor cambió: prefiere comprar productos y servicios a empresas éticas, responsables y con las que compartan valores. En simultáneo, los inversores eligen cada vez con mayor frecuencia empresas sostenibles para destinar su dinero y los gobiernos generan regulaciones estrictas de cuidados medioambientales. La sostenibilidad deja así de ser una estrategia diferenciadora o un recurso distintivo para convertirse en un imperativo que ninguna organización puede dejar de lado a la hora de repensarse de cara al futuro.
De hecho, hay un número creciente de organizaciones que están publicando sus planes zero-net, es decir, del momento en que se convertirán en emisoras neutras de dióxido de carbono.
La buena noticia es que la tecnología es una aliada clave en el camino hacia las operaciones sostenibles.
De la automatización a la optimización
La transformación digital y la incorporación de automatización, precisamente, funciona como un motor en pos de la sostenibilidad. Para empezar, se llevan al mínimo los procesos basados en papel, lo que ya implica de por sí un buen servicio para el planeta.
Pero eso es apenas la punta del iceberg: la eficiencia en todas sus formas suele generar oportunidades para disminuir la huella de carbono. Desde máquinas en los procesos de fabricación que consumen exactamente lo que necesitan para producir lo que la demanda quiere, hasta rutas de distribución óptimas que minimizan las emisiones de dióxido de carbono y el consumo de combustible.
La propia área de IT debe hacer la tarea: en principio, es el área que utiliza recursos que suelen generar huella medioambiental (centros de datos, redes, dispositivos, servicios en la nube, entre otros) ; la medición de todos esos factores y la búsqueda de la mejora continua en términos de eficiencia energética es un desafío abierto.
Planificación y fabricación
La planificación apoyada en tecnologías como inteligencia artificial y herramientas analíticas en las empresas industriales, resulta clave para evitar desperdicios de materias primas o evaluar el ciclo de materiales para favorecer el reúso y el reciclaje. Luego, ya en la fabricación, la tecnología nos ayuda a ser más sustentables en términos de control del uso de materiales tóxicos, el diseño de estrategias de seguridad de los trabajadores, el empleo de energías limpias o el abastecimiento sostenible de insumos.
Internet de las cosas, por su parte, combinada con inteligencia artificial, permite una gestión proactiva de los activos. Anticipar la falla en una máquina no es solo garantizar la continuidad de la producción, sino también evitar que se produzcan riesgos con materiales tóxicos o peligrosos derivados de su mal funcionamiento.
Mejoras en cadena
Si bien los esfuerzos individuales de cada empresa son fundamentales para garantizar un futuro sostenible, las iniciativas colaborativas multiplican los beneficios y los resultados.
Por ejemplo, las redes empresariales inteligentes, que no solo garantizan la máxima eficiencia en todo el proceso de fabricación y distribución, sino que favorecen la economía circular y el comercio justo (mayor visibilidad de proveedores locales o de empresas que son propiedad de minorías) y promueven la transparencia (los productos son trazables de punta a punta, asegurando que no haya en el camino trabajo infantil o de explotación y que el diseño y la producción de todos los puntos intermedios hayan cuidado métodos reductores de contaminación).
Hacia el interior de la organización, utilizando herramientas de experiencia del cliente y de gamification, la compañía puede establecer mecanismos de concientización para que cada uno de sus colaboradores adquiera comportamientos responsables en el uso del agua, de la energía o de otros recursos.
La gestión de la sostenibilidad
Una máxima de los negocios indica que todo aquello que no puede medirse tampoco puede mejorarse. Con eso en mente, ya existen numerosas herramientas de gestión de la sostenibilidad. Estas soluciones se enfocan en que la empresa pueda establecer objetivos, generar métricas y evaluar sus avances, con el fin de determinar si va por el camino correcto o si es necesario dar un golpe de timón para encontrar el camino correcto.
El futuro es sostenible. Y la tecnología es el vehículo que permite a las empresas acceder a esta nueva era en los negocios.